
El comienzo
En la Comarca hace mucho tiempo que no pasa nada. La vida se desenvuelve tranquilamente y los hobbits, acostumbrados a la pasividad de una vida dedicada a la cosecha y la lectura, recelan de los extranjeros que merodean por sus tierras. Bilbo Bolsón no es ajeno a esta filosofía de vida. Puede que en el pasado fuera más activo y necesitara de acción, pero la Comarca había pasado factura en este curioso hobbit, cuya pasión favorita consistía en fumar de una pipa gastada y vieja.
Una cosa estaba clara, su vida era apacible y tranquila, y lo seguiría siendo mucho tiempo más (pensaba Bilbo). Por eso, no pudo estar más desubicado cuando Gandalf y los 13 enanos se presentaron en su casa. Aparecieron en orden, primero Dwalin, Balin, Kíli y Fíli, luego Dori, Nori, Ori, Óin y Glóin, y finalmente Bifur, Bofur, Bombur y Thorin. Gandalf cerraba la comitiva.

Los enanos eran hombres fuertes y barbudos de menos de 1 metro y medio de altura, que hablaban a gritos y gesticulaban hasta con la barbilla. La casa de Bilbo, más que suficiente para un hobbit acomodado, no daba a basto con tanta gente dentro.
Los enanos tenían la misión de llegar hasta la montaña Solitaria, donde dormitaba el dragón Smaug, y para ello necesitaban de un saqueador: Bilbo Bolsón.
Vista de pájaro de la cordillera que rodea a la Montaña Solitaria
Bilbo, listo y rápido, aunque no excesivamente valiente, sabía cómo llegar a la montaña atravesando el bosque, escalando la cordillera y cruzando páramos desérticos. Sin embargo, tenía una única regla: debía conocer perfectamente las características del viaje. Embarcar en un trayecto desconocido, con el peligro de las criaturas que acechen escondidas, la niebla calando los huesos, los saqueadores, los ogros y esas montañas tenebrosas, no parecía una buena idea. Por eso mismo, antes incluso de partir era necesario saber dónde pararían.
A lo largo de esta semana, acompañaremos a Bilbo en su aventura por las Tierras Medias hasta llegar a la Montaña Solitaria, procurando servirle de ayuda ante las (muy seguramente) mil aventuras con las que se topará.